Aire Campesino
La vida en el campo es más apacible,
Se aspira aire puro con plena libertad,
El sol de las mañanas lo veo más brillante,
Alumbrando las montañas en la inmensidad.
El azul del cielo decorado de nubarrones,
Se refleja en el espejo del arroyo,
En el verde de los laureles y los guaduales,
Símbolo de esperanza para buenos ideales.
El loro y la ardilla contemplan la danza
Que bailan las hojas con el silbar del viento;
Ellas suben, ellas bajan,
Con el mismo movimiento.
La cascada zapatea en la arena,
Con sus aguas cristalinas le sonríe a la luna llena
En la noche despejada y serena.
En los huertos y jardines,
Con botones de rosas y perfume de jazmines,
A lo lejos un boceto de instrumentos,
Que dibujan entre arados, los labriegos corpulentos.
Escogida Es La Simiente
Escogida es la simiente
Que en el suelo la sembramos,
Con agüita la regamos,
Inclinando nuestra frente.
En pocos días ya germina
Y se forma el arbolito;
Nuestra tarea aun no termina,
Porque crece despacito.
Con alegría seguimos cultivando,
Sin olvidar una esperanza;
Algunos versos vamos cantando,
Mientras cruzamos por lontananza.
Ya el follaje se ha enflorado,
Y el surco espeso nos estrecha;
El fruto todo ha madurado,
Es tiempo de cosecha.
Cuidemos La Naturaleza
Si cortamos un arbolito
Sembremos siquiera dos,
Para que tengan techo los pajaritos
Y en las mañanas le canten a Dios.
¡Si él nos dejó este regalo!
Tan hermoso e infinito,
Como no cuidarlo
¡Si vivirlo es tan bonito!
¡Mirad! esas flores de pétalos enrollados,
¡Mirad! la laguna como le da vida al paisaje,
¡Mirad! los helechos entre bejucos enlazados,
¡Mirad! los animales de mil figuras, colores y plumajes.
Ahora pongamos la vista en el horizonte,
En una mañana despejada,
Y como el sol da brillo al monte
Y el viento danza con el arrullo de la cascada.
No es una novela, es la verdad,
Estas maravillas son la mejor riqueza,
Hago un llamado a la humanidad
¡Para que cuidemos la naturaleza!
Pintando Las Cabañuelas
En el columpio cantaba Manuela,
Porque lloviendo estaba, y ya era año nuevo;
Y muy atenta le interroga a su abuelo:
¿Por qué desde hoy llaman cabañuelas?
Son el pronóstico del tiempo,
Dijole sin ningún regaño,
Siempre ha dado resultado el cuento
De lo que sucederá durante el año.
¡Confusa quedó Manuela!
Y solicita por segunda vez:
Quiero que me expliques con cautela,
Para ver si capto como es.
Con mucho gusto pequeñuela
Te lo recalcare en un estilo mejor,
Antes que se asome tu abuela,
E intervenga en el pormenor.
Tened en cuenta pequeña
Que un día representa un mes;
Y si es que tú no lo crees
Espera que amanezca otra vez,
Y la lluvia y el sol te lo enseñan.
Entre que si y que no
Volvió a quedar Manuela
Y del columpio se ausentó;
Entro en su cuarto y se encerró,
Pasando toda la noche en vela,
Hasta que el nuevo día amaneció,
Muy soleado y sin estelas,
No había nubarrones,
Porque la lluvia se calmó.
Entonces creyó el cuento,
Y dijo con muchas ansias:
Ahora si entiendo las lecciones
Que me describió mi abuelo;
Y muy sonriente corrió Manuela
A traer pinceles y un cuadro en blanco;
Con afán destapo las acuarelas,
Y volvió a entonar su canto,
Pintando las cabañuelas.
En Colombia
Dos océanos hay en Colombia
azules e inmensos como el cielo
las olas se parecen al joropo al sanjuanero
al bambuco y la cumbia
el folclor que se baila en su sagrado suelo.
Bandera amarilla como el oro,
bandera azul como la lejanía de sus montañas, y roja
como la sangre y el fuego que el volcán arroja.
Todos decimos que es muy bella
porque lo sentimos en el alma
en las noches sonríen las estrellas
y en las mañanas se enfloran las palmas.
Los ríos se mueven por los valles
con el viento también las hojas
en los pueblos crece la esperanza y la fe
y entre arboles el perfume de las orquídeas
mas el aroma del café.
Cultiva la tierra fértil, la tierra grande
y escribe en cualquier fragmento,
como vuela el cóndor de los andes
por las alturas de cada departamento.
En Colombia está mi tesoro
dice la negra Antonia,
aquí vivo y me paseo a mi modo
dándole la vuelta hago un alto en la Patagonia.
Es El CaFe
Es el café, el arbolito cultivado y sostenido,
Para la dicha en la añoranza,
Para el futuro en la esperanza,
Del campesino que desde siglos lo ha vivido.
Se supone que el origen fue Etiopia,
Donde germinó y crecía en abundancia,
Siendo para algunos países la gran economía;
Desde allá hasta aquí lo cultivamos con ansias.
Con la lluvia y el sol lo vemos crecer,
En los climas de Nariño y con gusto también aquí;
Con follaje verde selva lo vemos florecer,
Sus frutos formaditos se ponen muy rojitos como un capulí.
Ya recolectado y despulpado su color es doradito,
Manos entusiastas lo pasan al lavado;
De nuevo vuelve el sol, y le brinda el secado;
Luego de unos días lo vemos trilladito.
Es el café, el granito por todos preferido;
Su líquido negrito, en la taza bien sorbido;
Es el producto que a diario y con cariño, le ofrece la mano
A Los Andes Nariño y a todo el pueblo colombiano.
Soy Nariñense
¡De Nariño soy!
¡Soy nariñense!
Con orgullo cantando estoy
Desde esta montaña andense.
¡Loa a lo que Dios ha hecho!
En esta tierra sagrada el azul del cielo es cual segundo techo,
Iluminado con un sol y una luna enamorada
De los hombres de vello en pecho,
Que bajo la sombra cabalgan llanuras y cañadas.
Como si tuviera dos alas
Mi canto sube a volar;
Esta volando la cima del Galeras
Y con su encanto va a soñar.
Muy cerca se ve la capital,
Con las calles como encajes de princesa;
Hacia el oriente descuelga el manantial,
Desde el antaño morando en la sorpresa.
Como si tuviera dos alas
Mi canto sube a volar;
Esta brisando en el lago de la cocha
Y en sus aguas mansas
Quiere navegar.
¡Nariño es como mi canto!
Con notas cual jeroglífico;
Emocionante pa descifrarlo
En una noche de verano;
Mientras la naturaleza juega con el viento
Él se abraza con las olas del pacifico.
¡Como mi canto es Nariño!
Es tierra de noble gente;
Negros y Blancos, su tradición aun no cambia,
Festejan, gozan y la fe proclaman;
Y que no se te olvide ni de repente
Que aquí empieza Colombia.
Me gusta mirarte mujer
¡Me gusta mirarte mujer!
Así como se mira a una flor
con aprecio y delicadeza
admirando siempre tu belleza.
¡Me gusta mirarte mujer!
si tú eres el adorno del camino
y la esperanza en cada amanecer.
Me gusta mirarte y volver a mirarte
cuando caminas por la arena,
para en las noches soñarte,
bajo la luz de la luna llena.
¡Me gusta mirarte!
y con disimulo detallarte
y son exactas tus dimensiones
como lo son tus ojos soñadores.
No te vayas
ven espera y escucha
quiero decirte algo más…
Aunque tu piel sea morena,
blanca, trigueña o canela,
eres la escultura más valiosa
que dios forjo en su creación.
En El Lago De Tu Pensamiento
En el lago de tu pensamiento
Estoy arribando con mi barco;
Y en el remanso de tu corazón,
Quiero pasar la noche.
Y con la luz de la luna,
En su lento caminar,
Nuestras sombras se harán una,
Ni las estrellas, ni la playa, nos han de mirar.
Porque tu alma de sirena me interesa,
Y tu aliento angelical me armoniza;
A tus labios escondidos como una fresa,
Los voy a descubrir en tu sonrisa.
El perfume que tu cuerpo despide,
Me atrae como colibrí a la rosa;
Y estas alas que a volar no me impide,
Me dejaran llegar y besar tu boca ruborosa.
Como mariposas nocturnas, tus pestañas
Aletearan soñando entre resinas;
Y un relámpago de amor boyara en el agua que no empaña,
Revelando que una tormenta de pasión se avecina.
Mis Antojos
¡Que linda esta la montaña!
Como las niñas de tus ojos,
Yo las miro en cada mañana
Porque así son mis antojos.
Deja que extienda mis manos
Y alcance la brisa de las cascadas,
Es que tengo sed de tomar agüita
Endulzada con tus miradas.
Déjame descansar un segundo
En la sombra de tus pestañas,
Es mi deseo más profundo
De soñar con tus ojos
Y despertar en el regazo de tu cabaña.
Deja que quiero escalar
Por la pendiente de tus cabellos,
Quiero a la cima de tu boca llegar
Y besarte los labios de ángel bello.
Niña inocente
¡Adiós me dijiste!
¡Era el día de tu partida!
Con ojos tristes me miraste,
Cuando ya espiraba tu dulce vida.
Moriste como la noche,
Sigilosa y serena;
Y te fuiste sin un reproche,
Al jardín de las azucenas.
Quedaste como el rocío,
Helada y transparente;
Mi corazón se sintió sombrío,
Al ver el tuyo tan ausente.
Adiós me dijiste
¡Oh niña de alma buena!
Un tesoro te llevaste:
¡Tu inocencia! Tan valiosa
Como flor de azucena.
Canto A La Vida
Cantémosle a la vida,
Cantémosle con alegría;
Pensemos y razonemos,
Que es la fortuna mas querida.
Levantemos la mirada al cielo,
Y démosle gracias al creador,
Por tenernos en este suelo,
Como estrellas con fulgor.
Cantémosle a la vida
Con gusto y con gana;
En el atardecer del día que ya expira,
Y en el nuevo renacer de cada mañana.
Cantémosle a la vida,
A lo más perfecto que hizo Dios;
A estos cuerpos con manos y con pies,
Con un alma y corazón.
Estos ojos que son dos,
Nos dan luz para mirar cada vez
Que entramos en razón.
Cantémosle a la vida
Bajo la luz de la luna;
Vivámosla compartida,
Es una riqueza, es una fortuna.
Mi amigo
Alguien viene hacia mí
Y sonriente me saluda;
Su semblante siempre así,
Yo en él no encuentro duda.
Sus palabras son sinceras,
Me dan fortaleza y aliento,
Son flores de primavera
Que ondulan mi pensamiento.
Es un tesoro sublime,
Una amistad transparente;
Es una estrella el rayo mas firme
Que alumbra hasta el rincón del oeste.
No puedo detallar secreto
Cuando no hablo contigo;
El día es más incompleto,
Porque no estas aquí, tú, mi gran amigo.
El Desplazado
El desplazado fue fiel propietario,
Dedicado a labrar el campo con alegría;
Al sol y sin tregua por un salario,
Para tener el pan del día.
Y sin calcularlo de su terruño tuvo que huir,
Dejando todo en su cabaña en el olvido;
Se marchitan sus esperanzas de porvenir,
Solo escapando su corta vida.
A otro pueblo desconocido
Marcho en la noche con su mujer,
Mas los chicuelos recién nacidos,
Con poca ropa en desnudez.
Por los andenes, cansados y afligidos,
A un paladín piden merced;
El muy gallardo se niega al ruego,
Sin importarle que tengan sed.
Ya en la zozobra acude al cielo,
¿Por qué esta amargura mas que la hiel?
¿Por qué hay deshonra en este suelo?
Si hay un Dios y Señor dueño de todo ¡Él es el rey!
Los Mendigos En La Cuidad
Cuando estoy en la ciudad
Y voy paseando por plazas y andenes,
No faltan los méndigos mal vestidos y vendados en las sienes,
Implorando al que pasa: “Por Dios una caridad”
Después de unas cortas cuadras,
Al doblar por una esquina,
Ahí esta una madre, arrullando entre sus brazos su tierna criatura,
Con la misma misión mezquina,
Anhelando una pizca de fortuna.
Y llego hasta las afueras de una iglesia;
Allí acordeoneros desesperados,
Cantando ritmos descoordinados,
Cerca de la celosía,
Esperando a que un peatón animado
Con una moneda les haga una caricia.
Luego atravieso por un lugar público;
Allí veo tirados en el asfalto, unos ciegos amputados las piernas,
Soportando el frio y las tristes penas;
¡Como en un pasaje bíblico!
Mitigando con migajas de pan el hambre,
Para dar un poquito de halito y calor a sus venas.
Y allá en los rascacielos,
Desde la entrada simpáticos maniquíes sonrientes,
Exhibiendo ropas de terciopelo;
Y las vitrinas repletas de variedades relucientes,
Filadas como trenes por los suelos.
El mayoral y el patrón
Dándose descansos mecidos en hamacas,
Comiendo manjares de sazón,
Y bebiendo vinos de marcas.
Así la goza el ricachón,
Durmiendo en buen colchón,
Soñando con las estrellas que brillan en sus arcas
Y esperando que amanezca para multiplicarlas y verlas artas.
Y olvidando al pobre e indigente,
Que vive mal comido,
Y amanece mal dormido
Debajo de los puentes.
Esto me llama tanto la atención;
Si todos tenemos los pies sobre la tierra,
Y caminamos movidos por un pequeño corazón,
En este planeta que de azul se cierra.
¿Por qué esta calamidad?
¿Por qué hay tantas adversidades?
¿Por qué no habrá más igualdad?
Y menos atrocidades.
Con mi honradez
Quiero que sepas
que con mi honradez
hago lo que quiero y cuanto puedo,
no hables mas con la estupidez
porque solo a Dios le tengo miedo.
No es amenaza ni estoy desafiándote
mi palabra nunca ha sido vengadora,
pero habrá otro que llegue a escarnecerte
y te apague ese orgullo como nubarrón a la aurora.
Lo digo con franqueza
aunque pobre soy esquivo del tirano
pero si soy amigo del mendigo y del prudente
que en cualquier camino estrechamos nuestras manos
y parlamos muy sonrientes.
Eres Mortal
¿Por qué te aferras a esta vida?
¡Compañero, si eres mortal!
Esa luz que tú ser aviva
Un día llegara a su final.
No apuñes en este mundo
Lo que tus manos colorean,
Son escarcha y barro infecundo,
Que el viento y la lluvia espolvorean.
No mires con ojos de ansiedad
Mansiones decoradas de dosel,
Son sensaciones que te sacian de vanidad,
Mas son joyas brilladas de oropel.
No sueñes con lujos ni riquezas
Ni en caudales de oscuros placeres,
Son patrañas y flaquezas
Que se esfuman sin broqueles.